Día a día se hace más patente que la sostenibilidad se está convirtiendo en una tendencia y el efecto mainstream que está teniendo hace que cada vez impregne a más sectores e iniciativas. Un tema que ha tenido, y a juzgar por su evolución va a tener, bastante hueco en TE HAGO ECO ha sido el de la moda sostenible, o como mejor se podría abordar, el de las relaciones entre la moda y la sostenibilidad. Por aquí ya se han dado algunas pinceladas (o mejor decir puntadas) en forma de repaso a algunos de los protagonistas del sector así como a la vinculación con la iniciativa de Tiendas Ecoeficientes.
Pero siempre que aborda este tema se pone sobre la mesa una cuestión: ¿y por qué no pensar en moda sostenible pensada hacer actividades sostenibles? No se trata de un trabalenguas, es lo que ocurre cuando se pretende ser coherente, que la situación se complica pero no por ello deja de ser imposible. La idea es que ese efecto mainstream que está generando la sostenibilidad se traduce, de un lado en que haya una oferta de productos cada vez más sostenibles, ecológícos, éticos, biodegradables, y así hasta un largo etcétera de características, Pero paralelamente también hay un cambio en nuestros hábitos y adoptamos una serie de nuevos comportamientos en pos de la sostenibilidad, quizás aquí el más patente es el de moverse en bici, pero junto a este toma auge el cultivo de huertos urbanos, el desarrollo de otro tipo de actividad física o la recuperación de muchas labores artesanas.
Lo que si pareciera, a tenor por la oferta de moda, es que ambas tendencias van por separado, de manera que o bien optamos por consumir ciertos productos o bien por tener ciertos hábitos, pero hoy por hoy se antoja complicado poder hacer las dos cosas de una vez. Esto es, podemos desplazarnos de manera habitual en bici, pero si queremos hacerlo vestidos de una forma cómoda y que nos ayude a la transpiración, nos de libertad de movimientos o algo tan simple como llevar tapado el final de la espalda (los que montáis en bici sabéis a que se refiere esto) no es posible encontrar prendas de vestir que además sean elaboradas siguiendo procesos más sostenibles, éticos o ecológicos.
Que la bicicleta es un elemento de moda sobra decirlo, y hay una fuerte tendencia que reclama el uso de prendas de vestir cotidianas, huyendo de las prendas específicamente de uso deportivo, es lo que se llama Cycle Chic, y está generando un gran número de iniciativas de moda para uso en bicicleta y encontrareis buenos ejemplos en ese post de DOBLE FILA y cada vez más tiendas especializadas.
Sin embargo hasta la fecha apenas hay iniciativas que ofrezcan prendas de moda sostenible para montar en bicicleta y por ello los ejemplos escasean y no acaban de ser lo óptimo, encontramos un modelo curioso de casco y algunas prendas de ropa orgánica reciclada y de comercio justo para ciclistas (aunque no hay muchos detalles sobre esas prestaciones que la hagan especialmente indicadas para tal uso).
En TE HAGO ECO consta que iniciativas como Slow Fashion Spain ya están pendientes de esta demanda y tratando de impulsar que el sector cierre este ciclo y ofrezca un producto coherente con su uso, posiblemente haya dos formas de hacerlo, o bien sea cuestión de aplicar la filosofía Cradle to Cradle a la fabricación de prendas para ciclistas urbanos o bien incluir la visión de estos dentro de la fabricación de prendas sostenibles, por ejemplo en Ananda Pascual, y por tanto dotarlos de nuevas funcionalidades.
Sea cual sea el camino, seguro que poco a poco se verán más y más ejemplos de moda sostenible pensada para nuestros hábitos cotidianos de actividades vinculadas a la sostenibilidad.
@tehagoeco
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Blog de la empresa social SOSTENIBILIDAD A MEDIDA
La moda y la ropa especializada para moverse en bicicleta es un buen ejemplo de moda sostenible, como en la tienda de Moda y Pedal