La agricultura intensiva de Almería ante la emergencia climática

Cuando hemos tenido la oportunidad de hablar de los vínculos entre la lucha contra el cambio climático y el sector de la agricultura intensiva de Almería, principalmente el interés del sector se concentraba en señalar que la agricultura no era una actividad que generase una importante cantidad de emisiones GEI. Esto es una verdad a medias, puede que la actividad agrícola en sí no lo sea (que tampoco es así), pero poco sentido tiene hoy en día su producción si no va asociada a actividades de manipulado, envasado, transporte y distribución que sumadas si suponen una contribución relevante en materia de emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Y sin estas, el valor de esta producción agrícola sería muy bajo y apenas tendría hueco en los mercados, por lo que no es totalmente independiente a ella. 

El mito del sumidero de CO2

Por otro lado, sigue siendo muy difícil justificar que la agricultura intensiva de Almería puede ser una actividad sumidero de carbono. En forma de materia vegetal no lo es ya que no se trata de un secuestro de CO2 permanente, al menos mientras que no se realice una gestión de los residuos vegetales que así lo asegure. Por tanto, la única forma posible sería a través del secuestro en forma de matería orgánica en el suelo. Y hoy por hoy precisamente se opta por aportar materia orgánica a las fincas, que por fomentar la incorporación al suelo de la misma a través de buenás prácticas agrícolas que además contribuyan a la fijación de CO2. Por tanto tampoco se produce este balance.

Un efecto albedo que no reduce CO2

Un tercer elemento tiene relación con el efecto albedo que genera el mar de plástico de Almería. Dentro de la geoingenería, disciplina que propone medidas para reducir los efectos del cambio climático esta medida encaja a la perfección. Soluciones para frenar los efectos de la subida de la temperatura, al estilo de una sombrilla gigante para reducir la cantida d de rayos de sol que llegan a la tierra. Sólo que en este caso se propone a la inversa, un inmenso espejo que evita que los rayos calienten la superficie terrestre.

Pero no se trata de una medida de mitigación, es decir, no contribuye a reducir las emisiones de CO2 derivadas de esta actividad. Y tampoco es una medida que contribuya a la captura de CO2 de forma permanente. Se trata de una medida de Adaptación al Cambio Climático que se está revelando útil.

Abordar la emergencia climática

Este 2020 el día internacional de las cooperativas estaba centrado en la acción por el clima. Es necesario articular la respuesta a la emergencia desde la agricultura de Almería y las cooperativas agrícolas tienen un papel destacado en la misma.

Plan Andaluz de Acción por el Clima

Y debería hacerse con un criterio que por encima de todo sea coherente y tenga una sólida base científica. Aunque los datos no den la razón o no nos presenten una situación cómoda.

Sirva como ejemplo el documento de Diagnosis y Alcance del futuro Plan Andaluz de Acción por el Clima. Presenta datos recopilados en relación con la actividad Agricultura (en la que en la práctica se incluye también la Ganadería), en la que incluye actividades como: Fermentación entérica, gestión del estiércol, cultivo de arroz, suelos agrícolas, quema en el campo de residuos agrícolas, enmiendas
calizas y fertilización con urea
. Además también se incluye las derivadas de cambios de uso de suelo para destinarlo a actividades agrícolas.

En conjunto estas actividades suponen en torno a un 25% del total de emisiones de origen difuso en Andalucía, habiendo crecido un 10% entre 2013 y 2017. El mismo informe señala:

La gestión de los suelos agrícolas provoca emisiones directas e indirectas de óxido de nitroso. Las emisiones directas se deben principalmente al uso de fertilizantes inorgánicos, … Mientras que las emisiones indirectas se deben a la volatilización y lixiviación del nitrógeno utilizado como insumo en la agricultura.

Es decir, son los aportes de fertilizantes los que generan estas emisiones en mayor medida y a día de hoy, no parece que haya intención de reducir drásticamente su uso en la agricultura intensiva de Almería.

Fijación de carbono y proyecciones de futuro

Igualmente, se indica la capacidad de fijación de carbono a través de las actividades uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura. La cantidad de carbono fijada a través de los suelos agrícolas es baja, pero además este mismo informe refleja muy claramente dónde su ubican los suelos agrícolas en Andalucía que tienen tal capacidad.

Por último, este mismo documento incorpora algunas proyecciones hasta 2030. La previsión es que ese 25% que aporta la agricultura se mantenga estable, al igual que el total de las emisiones difusas en Andalucía. Por tanto, este futuro plan de acción viene a decir que queda mucho por hacer en el sector de la agricultura en Andalucía.

Una nueva oportunidad se plantea ahora en el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Si bien esta se centra en la descarbonización principalmente del transporte y la producción de energía. Aunque, especialmente en lo relativo a la adaptación al cambio climático, contiene referencias al sector agrícola, que este no debería dejar pasar, por la oportunidad que supone de potenciar esa capacidad como sumidero de carbono y la valoración de ciertos servicios ecosistemicos asociados.

Lo comentarmos con detalle en una nueva entrada.

@tehagoeco

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